Historias VOLVER
Es un lugar común, pero -como tantos otros- no deja de ser verdadero. El lugar común dice que las mujeres son emocionalmente más fuertes que los hombres. Que, para decirlo tangueramente, saben sufrir.
Salgo de un kiosco y cuando me acerco al auto un tipo, enfrente, cruza de vereda. Me ha visto y ahora, en medio de la calle, ya más cerca, me esfuerzo en reconocerlo.
-Querido... -dice.
De remera, de malla, de ojotas, despeinado, no le acierto de una, no lo reconozco. Hasta que lo tengo encima y, por fin, cae la ficha.
-¡Richard! ¿Cómo andás?
-Para la mierda -me dice. Nos conocemos desde hace cuarenta años. Egresamos juntos en la Normal, a la noche, allí a donde iba a parar toda la gente para quien la escuela fue una valla casi insuperable.
Nos quedamos de pie, al lado del auto, él con el sol de frente y la mirada vidriosa. Uno ya sabe que en estas circunstancias no tiene que preguntar nada, pero hay como un tic automático de cortesía. No preguntar, cuando el otro nos anuncia que viene mal, es por lo menos un desaire.
-¿Qué pasó?
En esa fracción de segundo uno calcula: a) la enfermedad innombrable; b) separación; c) ruina económica.
-Se murió mi mujer. Treinta y cuatro años juntos. Estoy hecho mierda -dice Richard.
En el próximo minuto Richard contará el calvario doble, el de su mujer y el de su viudez. Está deprimido, no sabe muy bien cómo seguir adelante ni qué hacer con su vida. Me acuerdo de Neruda y de aquel poema impresionante: Tango del viudo. Digo por decir, aunque en verdad lo pienso así.
-Poné primera. Arrancá porque si no te vas con ella.
-Sí, tal cual -dice.
Pasa otro conocido de Richard, me despide, lo saluda, ya estoy adentro del auto, ya veo la cara del conocido cuando Richard vuelve a contar la cifra de su desgracia. Veo la cara del tipo, que es la misma que he puesto yo hace instantes, la misma que pondría cualquiera: treinta y cuatro años juntos, toda la vida juntos, y el eco de la voz del Polaco que canta de fondo: primero hay que saber sufrir.
APORTA TU PENSAMIENTO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.